Hace tiempo que no dejamos ver por aquí ninguna ciudad y ahora que casi entramos en el verano, apetece más que nunca pensar en viajar y descubrir nuevos lugares. París, Londres, Italia… son los centros europeos por excelencia, pero podemos encontrar los rincones más bonitos más cerca de lo que creemos.
Casi todo el que va a Lisboa, vuelve. ¿Por qué será? Su eterna decadencia romántica la convierte en un lugar único y mágico. De hecho, según la mitología fue el mismo Ulises quien la fundó después de huir de Troya. Son muchas las razones por las que visitar la capital portuguesa: su deliciosa gastronomía (se dice que saben cocinar el bacalao de 365 maneras diferentes), su cultura, que ha sabido conservar y coexistir con elementos de época romana y musulmana, o su clima, siendo una de las capitales europeas más cálidas.
Hoy queremos sugerirte algunos de los mejores lugares que visitar en Lisboa. ¡Quién sabe si será tu próximo destino!
1. La Torre de Belem
Empezamos con unos de los edificios que se encuentran en cualquier guía, pero merece la pena mencionarlo. No es un punto turístico sin más. La Torre de Belem es una pequeña fortaleza situada en el barrio con el mismo nombre que invita a viajar en el tiempo. En esa zona de la ciudad parece que no pasan los años: las calles estrechas y las fachadas con baldosas de cerámica te invitan a descubrir el más puro estilo lisboeta. Además, la Torre se encuentra en la desembocadura del río Tajo y hay que acceder a ella a través de una pasarela, así que parece que el edificio flote de manera natural.
2. Mirador de Santa Lucía
No lo neguemos: hacer turismo, cansa. No nos importa pasarnos el día andando y visitando maravillas, pero también agradecemos ese momento en el que paramos un rato, nos detenemos y miramos nuestro alrededor para empaparnos de esa curiosidad que despierta lo desconocido. Nada mejor que el Mirador de Santa Lucía para admirar y contemplar Lisboa. Las vistas son tan bonitas que siempre suelen haber artistas inmortalizando el paisaje.
3. Barrio de la Alfama
No puedes irte de Lisboa sin pasar por la Alfama. Fue el lugar donde se establecieron los árabes debido a su estratégica ubicación y todavía hoy conserva el viejo trazado urbanístico de kasbah árabe. Solo se puede llegar atravesando sus empinadas calles o en tranvía, nada de coches ni tráfico. Alfama es un lugar bohemio, que invita a perderse y deja ver todas las culturas que han pasado por Lisboa.
4. Clube de Fado
Y para terminar el día, nada mejor que disfrutar de la gastronomía lisboeta mientras escuchas el fado, la tradicional música portuguesa interpretada por un solista acompañado de la guitarra española y de la portuguesa. Su arquitectura es digna de admirar. Las columnas, el techo ojival y las sólidas paredes testimonian una existencia milenaria. ¡No olvides probar la famosa tarta de Belem!